Thatgamecompany se ha caracterizado desde sus inicios por ofrecer experiencias jugables muy alejadas de los cánones de la industria actual. Tanto su debutante flOw como el colorista Flower han ofrecido notables resultados que han posicionado al estudio entre los más avanzados en cuanto a ofrecerle al jugador experiencias innovadoras, rompedoras y de vanguardia: algo así como videojuegos de arte y ensayo.
Escribir una review de Journey es un ejercicio de futilidad absoluto, y es que describir con palabras una experiencia tan intangible y contraria a lo verbal como es precisamente la del juego de estos absolutos genios de Thatgamecompany es poco menos que insultante. No podemos hacer justicia a la joya audiovisual que es este viaje increíble y apasionante con palabras, de modo que sencillamente emplazamos al usuario a disfrutarlo con sus propios ojos... y oídos; y a tomarse esta review como una mera recomendación a hacerse con esta gema imprescindible.
Arte Sensorial
En Journey nada sabemos de su protagonista ni del propósito de su viaje, sencillamente caminamos hacia delante con un personaje de cuidadísimo e inclasificable aspecto sin saber exactamente cuál es el motor que impulsa nuestro viaje. Ese es uno de los grandes triunfos del videojuego, y se puede detectar su éxito nada más comenzar la aventura, puesto que sin mediación de intro alguna sencillamente aparecemos en un escenario desértico y algo intangible nos impulsa hacia delante. Para algunos será el ansia por saber cómo será el próximo nivel, para otros será el descubrir qué se esconde tras la misteriosa montaña que corona el escenario y para otros muchos será sencillamente la posibilidad de seguir disfrutando de esta maravilla sensorial que han cuajado Jenova Chen y compañía. Todo vale.
En Journey nada sabemos de su protagonista ni del propósito de su viaje, sencillamente caminamos hacia delante con un personaje de cuidadísimo e inclasificable aspecto sin saber exactamente cuál es el motor que impulsa nuestro viaje. Ese es uno de los grandes triunfos del videojuego, y se puede detectar su éxito nada más comenzar la aventura, puesto que sin mediación de intro alguna sencillamente aparecemos en un escenario desértico y algo intangible nos impulsa hacia delante. Para algunos será el ansia por saber cómo será el próximo nivel, para otros será el descubrir qué se esconde tras la misteriosa montaña que corona el escenario y para otros muchos será sencillamente la posibilidad de seguir disfrutando de esta maravilla sensorial que han cuajado Jenova Chen y compañía. Todo vale.
En todo el juego no se pronuncia una sola palabra, y la narrativa viene principalmente movida por los jeroglíficos premonitorios que nos muestran unos misteriosos personajes al final de cada nivel y que nos dan algunas pistas sobre lo que pasará en la aventura y cuál es el siguiente paso a dar. Lógicamente dar cualquier pista sobre todo ello sería demoledor para la experiencia de Journey, y es que romperíamos parte de su magia, de modo que nos ahorraremos cualquier referencia a lo que nos cuentan para evitar spoilers y sencillamente advertiremos de la magia de esas "viñetas" en movimiento que nos mostrarán los gigantes, y de la pasmosa sencillez de un desenlace que sin otorgar sentido a todo lo que hemos visto, sí que cuadra su historia de una forma asombrosamente limpia.
Journey no es sólo un viaje, es una experiencia audiovisual sencillamente maravillosa. Un título de vanguardia que juega de forma inmejorable con los sentidos.
Lo cierto es que no importa, la variedad de estancias es máxima y vamos a disfrutar muchísimo sencillamente recorriéndolos por la belleza de su ejecución, lo atmosféricos que resultan y las increíbles sorpresas que nos esperan en los rincones de algunos de ellos. Mención especial al que cierra el videojuego, un bellísimo colofón de inabarcable belleza del que no diremos una sola palabra puesto que no sólo seríamos incapaces de hacer justicia a su hermosura sino que estropearíamos su disfrute.
Aunque parezca increíble, un videojuego en el que no se pronuncia ni una sola palabra tiene más fuerza en su guión que muchos títulos con ínfulas narrativas.
Viaje a los Confines
Con un manejo tan simple y una premisa tan sencilla, Journey se vale de todo su potencial audiovisual para construir un todo muy superior a la suma de sus partes. ¿Estamos jugando con él en la forma más literal de la palabra? Difícil definirlo, y es que el nivel de desafío del juego roza lo nulo, es más una suerte de paseo por la imaginación de uno de los estudios más icónicos que nos ha regalado la actual generación de videoconsolas, y uno de cuyo currículum al completo hace entender la importancia de la innovación en un mercado tan atiborrado de propuestas similares como es el de los videojuegos.
Con un manejo tan simple y una premisa tan sencilla, Journey se vale de todo su potencial audiovisual para construir un todo muy superior a la suma de sus partes. ¿Estamos jugando con él en la forma más literal de la palabra? Difícil definirlo, y es que el nivel de desafío del juego roza lo nulo, es más una suerte de paseo por la imaginación de uno de los estudios más icónicos que nos ha regalado la actual generación de videoconsolas, y uno de cuyo currículum al completo hace entender la importancia de la innovación en un mercado tan atiborrado de propuestas similares como es el de los videojuegos.
El viaje de Journey nos llevará a los lugares más insospechados y a los rincones más inhóspitos de su mundo.
Por otra parte, y por mucho que la experiencia de Journey de la sensación de estar pensada netamente para provocar una sensación de desasosegante soledad en el jugador, lo cierto es que los chicos de Thatgamecompany han pensado en cualquier tipo de público, y el juego también dispone de un cooperativo a través de internet que nos permite aunar esfuerzos con otro aficionado para superar la misma campaña individual de la oferta off-line. Hacerlo es tan intuitivo y sencillo como el resto de facetas de un juego que disfruta regodeándose de su renuncia a prácticamente cualquier menú y a la totalidad de interfaces, de modo que basta con aceptar los términos y condiciones de uso on-line del programa al arrancarlo para que la posibilidad de que otra persona aparezca en nuestra partida se libere.
A veces colorista, otras monocromático. Unas veces minimalista, en ocasiones grandilocuente... Si algo es Journey en lo visual es genial, pero también muy versátil.
Un conjunto tan sensorial como es el de Journey no sería lo mismo sin un sonido y un apartado artístico y gráfico que estuvieran a la altura, y aquí es donde vemos cómo se puede sacar partido de las bondades tecnológicas de la actual generación de videoconsolas con insospechados fines jugables. Thatgamecompany construye su atmósfera con inusitada fuerza, y la compone de forma magistral con varios pilares que se aúnan para componer uno de los apartados audiovisuales más redondos de los últimos años.
Journey cuenta con una modalidad cooperativa. Perfecta para superar el juego con un amigo y disfrutar de una experiencia muy diferente a la off-line.
Valoración de Journey
Si los videojuegos son estados de ánimo, Journey es calmado, evocador y etéreo... sencillamente genial. Uno de los mejores lanzamientos en lo que va de año es este sorprendente viaje a los confines de la imaginación, un periplo breve pero de una intensidad audiovisual irrepetible. Un disfrute que cualquier aficionado al entretenimiento interactivo en su vena más artística no puede perderse bajo ningún concepto, y es que podría definirse como el juego como experiencia sensorial en su versión más total.
9,3
“Supremo”
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